lunes, 20 de octubre de 2014

Yanquis en España.

Tres mil soldados americanos van a utilizar en su regreso de África las bases de Rota y Morón como escala de recreo. Los políticos españoles se han mostrado muy compungidos e indignados con el hecho cuando este se ha hecho público. Hay que evitarlo dijeron varios políticos indignadísimos. Después, nuestros políticos dijeron que las autoridades yanquis han garantizado la cuarentena de los tres mil, han garantizado que los soldados no van a estar en contacto con la enfermedad, han garantizado muchas cosas y nuestros políticos se han quedado tan contentos y han dicho Amén. Como siempre.

Recuerdo cuando nuestros políticos nos dijeron que las bases no iban a suponer la entrada de material nuclear en nuestro territorio. Un accidente demostró lo contrario (fraga con calzones) y más recientemente hubo la constatación de los submarinos nucleares en Rota.

Recuerdo cuando nuestros políticos dijeron que se iban a desmontar todas las bases yanquis paulatinamente, se referirían a una tal Paula, ya que treinta años después aún siguen aquí.

Recuerdo que nuestros políticos nos dijeron que los presos en traslado a Guantánamo no iban a pisar territorio español, ni si quiera lo iban a sobrevolar. No creo necesario contar que pisaron y pasaron.

Hay más ejemplos, pero estos cuatro creo que valen para ilustrar mis pensamientos.

Visto lo visto, yo no sé hasta qué punto las autoridades españolas pueden oponerse a las decisiones americanas al respecto a las bases que estos tienen en nuestro país. Si sé que las autoridades alemanas, japonesas e italianas, no pueden oponerse al uso que los yanquis quieran dar a las bases que tienen en esos países. Pero ellos perdieron una guerra contra los yanquis, nosotros no.

También sé que el convenio de defensa y ayuda económica mutua, firmado en 1953, tenía una serie de cláusulas secretas que han ido saliendo a la luz en años posteriores. Temo que no todas las clausulas hayan salido a la luz y que alguna de ellas tenga la facultad de superar los límites del tiempo.





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