miércoles, 2 de septiembre de 2015

Crecimiento económico, los datos dan miedo.


Han salido los datos del paro de agosto y son malos, dice el gobierno que en realidad son cojonudos, que hay que desestacionalizar, que si se hace, en realidad se ha creado empleo.

Bueno, creeremos al gobierno. Estamos creciendo tanto que podemos creerle. Dice el gobierno que este crecimiento es por el consumo de las familias y por la inversión pública, la confianza se instala en los hogares españoles y tira de la economía.

¿La confianza? Este es un crecimiento a crédito, los bancos dan crédito otra vez y eso es lo que tira del consumo. Toda la inversión pública se apoya en la deuda pública, que este año se está disparando. Sobre la deuda pública hemos hablado sobradamente en este blog, de lo que no hemos hablado es de cómo está el crédito, para ello voy a hacer un copia y pega de un artículo de Álvaro Sánchez publicado en “el País”: “El flujo de nuevas operaciones de crédito en España afianza el cambio de tendencia observado a finales de 2014, al crecer aceleradamente en julio un 45,5% interanual y un 17,7% en el acumulado de 2015. El crédito destinado a nuevas operaciones de vivienda se ha disparado un 71,3% respecto a julio del año pasado al pasar de 2.467 millones a 4.227 millones, y los créditos al consumo un 27,1%, gracias a la favorable evolución del empleo y del consumo de los hogares en la primera parte de 2015. El crédito destinado a otros fines mejoró en julio el 82,2% respecto al año pasado.”

Esto nos lleva a preguntarnos si hay algo más que justifique ese aumento en el consumo familiar.

La inflación suele ayudar al consumo cuando es moderadamente positiva, pero la inflación no es moderadamente positiva, es lo contrario, negativa. El último mes la inflación fue de un -0,4%, llevamos así año y medio. La deflación contrae el comercio y perjudica a los que deben dinero, ya que aumenta los intereses que pagan.

El paro sí que es un factor que beneficia al consumo, cuando baja como lo está haciendo el consumo se fortalece. Lo malo es precisamente cómo está bajando el paro. Veamos datos, más del 90% de los contratos que se firman son temporales, de estos el 50% son a tiempo parcial. Es más, el 50% de los contratos que se han hecho los últimos años han sido por una duración inferior al mes de duración.

Este tipo de contratos que se están firmando, consigue que pese a que el paro baja de manera notable, las horas trabajadas por el conjunto de los trabajadores también bajen. Tenemos pues que pese a haber menos paro, en realidad hay menos trabajo.

Sobre la evolución de los salarios copio y pego otra vez un extracto de un artículo del país, en este caso de Ángel Ubide: “El aumento de los empleos a tiempo parcial genera un efecto composición que limita el aumento de los salarios para un nivel dado de desempleo. Esta es la experiencia japonesa de las últimas décadas, se está viendo ahora en EE UU, y probablemente se verá en Europa. En España, el análisis de José Ignacio Conde Ruiz y sus coautores en el blog Nada es gratis muestra que aproximadamente el 30% de los trabajadores que en 2007 tenían un contrato indefinido tienen ahora un contrato temporal, son autónomos o desempleados. El salario nominal mediano de los que han permanecido en la misma empresa con el mismo contrato indefinido ha aumentado un 14% desde 2007. Sin embargo, el salario nominal mediano para los que siguen con contrato indefinido pero han cambiado de empresa ha caído el 17%, y más del 40% para los que han pasado de contrato indefinido a temporal.”

Tenemos por tanto menos trabajo (pero más repartido), menos sueldo y más precariedad, tenemos además deflación. Pese a eso el consumo sube, porque los bancos dan dinero otra vez sin garantías como hace una década y porque los españoles nos hemos creído que estamos saliendo de la crisis. Estamos apañados.




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